En este espacio, la luz y la transparencia se adueñan de la estancia hasta lograr la convivencia entre la luz natural y el matiz que la mano humana imprime a sus lugares de reposo y descanso.
Predomina la línea recta y el contraste del color fundiendo la técnica en la ejecución y el concepto decorativo.
Símbolo y metáfora de la vida, sus cuadros, exclusivos para cada espacio, juegan con el agua serena, las ramas de los árboles y los puentes que se extienden con un sentido/sinsentido por paredes y cristales, esquinas y lienzos de pared hasta lograr el sosiego del visitante. En su representación no suele haber color sino fusión de blancos, negros y una infinita gama de grises que, como la vida misma, todo lo inunda, todo lo rige y todo lo conforma.